Dado que la localización del nuevo proyecto se encuentra detrás del edificio de traumatología, nuestra primera decisión ha sido obtener visibilidad extendiendo el nuevo edificio en voladizo hacia el centro del campus consiguiendo, al mismo tiempo, que la topografía del lugar forme parte del proyecto y que la propuesta se abra al espacio libre. Ubicamos el edificio de manera transversal que, junto con la eliminación de la calle vertical central, ayuda a ordenar el territorio y la abre para una mejor conexión con los barrios circundantes. La demanda de levantar el edificio en tres fases nos da el pretexto para concebirlo como tres cuerpos independientes conectados por pasarelas acristaladas. Estos tres volúmenes se resuelven con una estructura de grandes luces -edificio puente- que nos permite proyectar una planta baja de geometría libre en donde se ubica todo el programa más público y espacio de terrazas. Una cafetería abierta hacia el espacio verde será el punto de encuentro de usuarios y visitantes del campus de la Vall de Hebron. La solución estructural planteada libera las plantas superiores de todo pilar, obteniendo espacios diáfanos, luminosos y con la máxima flexibilidad que permiten agrupaciones diferentes según las necesidades de las investigaciones o la adaptación de posibles cambios de programa. Los espacios de distensión, tanto enfatizados en su presentación, se encuentran en cada planta cerca de los núcleos de comunicación en forma de espacios abiertos que fomentan la relación entre los investigadores y no como salas cerradas que no invitan a la participación. La construcción del proyecto por fases así como la proximidad de los diferentes edificios proyectados nos lleva a plantearnos un sistema de construcción prefabricada que minimizarán las molestias a los usuarios de los edificios ya en uso. Con el objetivo de dar al edificio una apariencia exterior más abstracta y escultórica, hemos querido aumentar la percepción de su escala introduciendo una gran estructura horizontal cada dos forjados, donde el forjado intermedio queda borrado con una doble fachada de celosía metálica que, sin embargo, es absolutamente transparente desde el interior. Esta celosía contribuye, al mismo tiempo, a la climatización pasiva del edificio. El cambio del tratamiento del metal de las celosía aporta plasticidad en contraste con el dibujo de la macroestructura y relaciona el proyecto con los colores de las construcciones del entorno.