El proyecto está condicionado desde el inicio por la presencia de los elementos existentes que se deben conservar. La plataforma situada por encima de los muros de contención determina el límite entre los cuerpos que forman el edificio, entre el volumen que queda enterrado o semi-enterrado dentro del muro y los arcos actuales, y el volumen que se sobrepone a éste y que sólo se apoya por un lado. Esta diferenciación volumétrica también es de uso, ya que en el volumen inferior se sitúan todos los usos comunes y accesos, dejando el volumen superior para las habitaciones. La formación de la distribución en planta del edificio proviene de crear una serie de franjas de habitaciones que se adapten a la topografía original del solar. Esto se reproduce en todas las plantas como generador de las circulaciones. Las plantas baja y altillo forman la base del edificio, dónde se produce la comunicación con los elementos existentes. Aquí dominan sobre todo las texturas más naturales, como los aceros Corten, madera, hormigón tratado y cristal. Con este tratamiento se ofrece una mayor integración de la nueva edificación con los elementos a conservar (muro de piedra y arcos), con texturas y colores similares a los elementos existentes. En las plantas primera y segunda, que formalmente se ven desvinculadas de las otras dos plantas, se utilizan materiales y texturas diferentes, como estucado blanco, celosía metálica y carpintería metálica vista, de manera que se crea un fuerte contraste con las dos plantas inferiores.